En la conquista romana se conocen dos periodos. Uno pertenece al tiempo en que el viejo espíritu municipal aun tenía mucha fuerza y fue cuando Roma tuvo que superar los mayores obstáculos. El otro pertenece al tiempo en que el espíritu municipal andaba muy decaído y fue cuando la conquista se realizó entonces fácil y rápidamente.
Las instituciones de la ciudad antigua se debilitaron y agotaron en una serie de revoluciones, la dominación romana tuvo por primer resultado acabar de destruirlas y extinguir lo que de ellas quedaba al destruir Roma en todas partes
El régimen de la ciudad, no lo sustituía con nada. A los pueblos que despojaba de sus instituciones no les daba en cambio las suyas propias. Ni siquiera pensaba en crear instituciones nuevas que fueran para su uso, los pueblos, a medida que ingresaban en el imperio de Roma, perdían su religión municipal, su gobierno, su derecho privado. Puede creerse, que Roma atenuaba en la práctica lo que la sumisión tenía de destructora.
Tal fue el efecto de la conquista romana sobre los pueblos que rápidamente cayeron en su poder. De la ciudad todo murió: primero la religión, luego el gobierno y finalmente el derecho privado.
Todas las instituciones municipales, quebrantadas ya desde hacía mucho tiempo, fueron desarraigadas y aniquiladas. Los pueblos entran lentamente a la ciudad romana.
Esta lenta introducción de los pueblos en el Estado es el último acto de la larga historia de la transformación social de los antiguos.
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